The knight's night


                                                                                                                                       5 de marzo, 2017
                                                                                                                                             Foro Sol
                                                                                                                                 9:16 pm

Me sujeto a tu brazo para no caer. Tú no sabes que escucho tu voz en un espacio distante, como producto de mi propia imaginación. Pareces más alto, más seguro, más imponente. Conversas de nuestra hazaña con la misma convicción que te hacer ser tú, con el temple que te mantuvo en pie durante la batalla.

Escucho, entiendo, replico. No sabes que el suelo bajo mis plantas se siente como una alfombra mullida, ni que los entes que nos rodean y siguen nuestro paso parecen suspendidos de finas cuerdas, que tus palabras se impregnan en mi pensamiento como los cantos.

En el encuentro no salí ilesa: mis piernas carecen de fuerza, mi cuerpo adolorido avanza arrastrando mi silueta encorvada, mis brazos amenazan caer tirantes llevándome consigo. Anhelo derrumbarme, tenderme, cerrar mis ojos y dormir para deshacerme de ese dolor inmedible que llevo en el pecho.

No te atreves a mirarme, mi estado lastimero no es lo mejor que conoces de mí. Te sorprende, soy aguerrida desde luego, aunque mis hazañas no se cuentan como las tuyas. Pero heme aquí al mandato del príncipe… como tú, como ellos;  él que nos convoca una vez más para hacernos luchar, sangrar y llorar a gritos.

El príncipe.

Te ríes de pronto, pretendes darme ánimo aun cuando tu alma está tan rota como la mía. Te devuelvo una sonrisa melancólica, nuestras sonrisas están cargadas de esa amargura que queda después de su adiós ciertamente candoroso, pero demoledor e irremediable; de su brazo en alto, de su figura majestuosa antes de darnos la espalda y marcharse por un rumbo distinto al nuestro.

Tu cabello largo ondea al viento, ese viento que acaricia mi rostro impregnado del hedor del campo de batalla. Miro al cielo y descubro su negrura rematada por una luna que no se atreve a mostrarse del todo. No hay estrellas en esta noche añil, en ese manto aterciopelado que nos acoge y acompaña nuestra marcha lenta, pero que no nos brinda ningún consuelo.  

¿Vendrá otra vez? 

Nunca hay certeza.

Tus pasos acompasan los latidos de mi corazón. Charlaremos durante horas para tenerlo cerca, para evitar que el silencio termine de desdibujarlo o de convencernos que se ha ido definitivamente. Tu espada, tu armadura, tu ansia… el arco que pende de mi hombro, mi túnica y mi devoción habrán de permanecer inactivos durante milenios, y entre tanto haremos de cuenta que la historia no termina y que el viaje que emprendimos con el único fin de darle la bienvenida no ha concluido.

Todo gira en torno. En poco tiempo caeré de rodillas presa del cansancio y tú te recostarás en la hierba para recobrar el aliento. Beberemos hasta que el licor atenúe la nostalgia que nos envuelve a ambos. 

Probablemente mañana, cuando la fogata se haya extinguido, cuando el licor se haya acabado, cuando el sol se asome tras la colina y nos sacuda con una bofetada el letargo, despertarás decidido a seguir su senda como las veces anteriores, mientras yo aguardaré en el claustro cualquier noticia suya. Me pedirás seguirte y como antes te diré las palabras que te digo siempre: que no hay manera de acortar las distancias, pues entre más cerca lo tenemos más lejano parece; que no es nuestra su magnificencia; que el fulgor que irradia podría quemarnos los ojos, que es su ausencia lo único que de él nos pertenece y nuestro anhelo lo que nos une.     

                  (…ponga usted aquí la que crea que le va mejor) 

"Where do a take this pain of mine, I run but it stays right by my side (...)"
  


Comentarios

  1. Gracias por estar ahí, conmigo. Ojalá el texto le guste, porque fue inspirado por usted (y por mi amado Kirk, desde luego), vamos por los que sigan!

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