Pablo
“Y es que nunca pude dejar de amarte, fracasó el intento por olvidarte, resignado estaba a vivir sin ti, pero llegaste”… y estás aquí, yo que pensaba que nuestras historias serían líneas paralelas. Has cambiado, siempre serás algunos años menor; “contigo en la distancia”, pero siempre de la mano. Solía imaginar que, sentada a tu lado, preguntaba sin recato todo aquello que quería saber de ti, y sucede que ahora, al caminar contigo la costumbre de saberte lejos me hace acelerar el paso y poner distancia de por medio. Me gustan tu desenfado y la franqueza con que dices las cosas más simples; pero tu sonrisa que era perfecta, ahora luce apagada y nostálgica, ¿qué fue de ti en todos estos años? Caminamos hombro con hombro. Te miro, por vez primera sin temor a que descubras cuánto me has gustado siempre. Sigues teniendo una nariz hermosa y tu andar muestra la seguridad de tus años de juventud al saberte deseado, cual monarca que desfila sobre una alfombra roja y que saluda