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Mostrando entradas de octubre, 2012

Mi perpetua adolescencia

Hace unos días pude por fin ver una película que, desde su estreno, llamó mucho mi atención por su premisa, el ya clásico reencuentro de compañeros de preparatoria, diez años después de la graduación, no es en sí que el argumento sea original, sino que removió por completo mis recuerdos de adolescente y aunque no termino de comprender bien a bien qué relación tuvo el alka seltzer en todo esto, Efectos secundarios ocupa ya un lugar muy especial entre mis películas favoritas.  No podía faltar el “galán” de antaño, con su facha desgarbada y, para no faltar al cliché, su actitud agresiva, rebelde (antes de que Anahí y Dulce María jodieran para siempre tan atesorado concepto) sin que en su bellísimo cuerpo figurara un solo tatuaje (oh, muestra innegable de malignidad que ya, de entrada, dotaba de un aura demoniaca al portador así se tratara sólo de un par de letras). Quedo prendada de la pantalla y vuelve a mente el dolor de las heridas de prepa; qué de recuerdos, cuántas referencias